Cielo arriba, suelo abajo, pan de trigo, luz de neón, yo vivo aquí en el quinto piso, no consigo sonreír. Y la tele es un revólver, y el vecino es un caníbal como yo, y hay tanta gente en la calle disimulando la amargura, hay tantos lunes que los viernes están armando sindicatos. Para acudir a la fortuna te venden dioses novedosos para encontrarse la ternura, hay quien se manda una pastilla y este agosto tan enero, y esta sonrisa tan llorona. Tanto cielo, tanta luz ¿quién me observa desde allí? Tantos ríos, tanta sed, tanta prisa por llegar. Y el fútbol de los domingos, y el café que abre unos ojos que no ven, y hay tanto espacio en el espacio, tanta duda en las escuelas, los mercenarios del congreso y otro estratega es emboscado. Para acudir a la fortuna te venden dioses novedosos para encontrarse la ternura, hay quien se manda una pastilla y este agosto tan enero, y esta sonrisa tan llorona.